domingo, 5 de febrero de 2017

La náusea

   Tranquilidad, que no voy a disertar sobre la sesuda obra de Jean Paul Sartre; mis menguados y dispersos conocimientos literarios no dan para tanto. No. Pero sí voy a hablarles de las sensaciones que me ha generado el visionado durante este fin de semana de Network, película que se estrenó allá por 1976 y que cuenta en su reparto estelar, entre otros, con Peter Finch, Faye Dunaway, William Holden y Robert Duvall. Trata sobre el enfermizo mundo de la televisión y de la dictadura de las audiencias, de hasta dónde son capaces de llegar unos jefazos sin escrúpulos con tal de mantener pegados a la pantalla a una audiencia aborregada, acrítica y sin referentes en los que verse reflejados. Pues bien, hay una escena en la que el presentador del programa de noticias sobre el que gira el argumento monta en cólera y les suelta a los telespectadores una impetuosa perorata con el fin de hacerles despertar de su letargo, instándoles a romper con ese estado de ensimismamiento del que se hayan presos, animándoles a pasar a la acción y a no mostrarse indiferentes ante la inmundicia que les rodea: “Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo” son las palabras literales con las que trata de persuadir a esa misma audiencia para que abran las ventanas de sus casas y griten con rabia desatada esa consigna. Pues eso, precisamente, es lo que me he propuesto en el día de hoy: vomitar todo aquello que me produce hartazgo abriendo mi particular ventana, que no es otra que la de este blog.


   Estoy harto de políticos corruptos, de los ERE´s de Andalucía, de la caja b del Partido Popular, del caradura de Bárcernas y de su mujer, del bigotes y de la Gürtel; de que la justicia siga sin actuar contra el clan de los Pujol, de la independencia de Cataluña, de Artur Mas y de Carles Puigdemont. Estoy profundamente harto del falso buenismo de Mariano Rajoy, del cansino de Pedro Sánchez, del don perfecto de Albert Rivera y de las luchas internas de Podemos; del engreído y pedante de Pablo Iglesias y de su camarada Iñigo Errejón; de los caretos de Montoro y De Guindos cuando nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino; de que nos digan que estamos saliendo de la crisis y de que no se solucione el problema del paro. Estoy harto de las puertas giratorias de los políticos, de que los ciudadanos hayamos sido los paganinis del rescate a la banca, de los nuevos ricos que engordan sin escrúpulos sus ya de por sí henchidas cuentas corrientes. Estoy harto de las promesas incumplidas de Fernández Vara, de que siga sin implantar la jornada de 35 horas para los funcionarios, de la Administración paralela que se ha montado con las empresas públicas y de que estemos rodeados de contratados a dedo para mayor escarnio de los empleados públicos. Estoy harto de los chanchullos en las oposiciones, de incompetentes presidentes de tribunales que se van de rositas después de liarla parda… Estoy harto de que las encuestas electorales se equivoquen una otra y vez, de la soberbia de quienes te miran por encima del hombro por creerse más que los demás, de los que tratan a patadas a los débiles y se muestran mansos y dóciles ante el poderoso; de los sermones de los curas, de la fila única del Carrefour y del "yo no soy tonto" del Mediamark. Estoy harto de la indecencia de Urdangarín y de su señora esposa la infanta doña Cristina, de Bárbara Rey y de la doble vida del rey emérito.


   Estoy harto de la telebasura, del circo de Gran Hermano y de Sálvame, de Paz Padilla, de Belén Esteban, de la Patiño y de Kiko Hernández; de las ridículas y vergonzantes entrevistas de Pablo Motos, de la presidiaria de la Pantoja y del parásito de Paquirrín; de los chistes malos de Matías Prats, de la manipulación informativa, de la estúpida e interminable publicidad; del insolente de Risto Mejide, de la enteradilla de Ana Rosa Quintana y del hipócrita del Gran Wyoming; de los contertulios, que todo lo saben; de los vestidos de la Pedroche, de los programas de cocina y del numerito que montan cada año los actores en la gala de los Goya. Estoy harto del negro del whatsapp, de los zotes que pretenden sentar cátedra con un tweet de cuarenta caracteres, de los que se pasan el día colgando fotos de sus tristes vidas en el facebook; de la mala educación y de la falta de respeto; de la sección de “deportes” de los informativos, de Cristiano y de Mesi, de Guardiola, de Zidane y de Luis Enrique, del Marca y del AS. Estoy harto de que en los 40 Principales, Cadena 100, Kiss FM… repitan siempre la misma bazofia. Estoy harto del IVA cultural, de lo buenos que somos todos en Navidad, de las heces de los perros en las aceras, de que te llamen facha por llevar una pulsera con la bandera de España en la muñeca. Estoy harto de este fracasado sistema educativo, del pasotismo de los alumnos y de la tontuna que tienen los padres en todo lo alto. Estoy harto de que me cobren 1,50 por un refresco, del precio de la gasolina; de las compañías de teléfonos móviles y del pollo que tienes que montar para que te den de baja. Estoy harto de Donald Trump, de hacer cola para pagar en el NIRRI... y de los ruidos de mi vecina del cuarto. Estoy profundamente harto de todo eso y de mucho más.