domingo, 16 de junio de 2019

El licenciado Salaya

  A poco que uno observe a su alrededor con la perspicacia de un detective de medianas cualidades, se dará cuenta de una circunstancia de lo más curiosa: la de que no alcanzan el éxito profesional o social ni los más preparados ni los más capacitados, sino los más dados al enredo y a la maquinación, al cabildeo y a la intriga. No coronan la cima ni los mejor dotados ni los más cualificados. No. Y en política, sobre todo en política, sucede lo mismo elevado a la enésima potencia. ¿Por qué habría de extrañarnos que un individuo con las limitaciones de Pedro Sánchez tenga todas las posibilidades de volver a ser investido presidente del gobierno? Pues por los mismos motivos por los que no debería sorprendernos que un mozalbete como Luis Salaya haya sido agraciado con el bastón de mando de la alcaldía de Cáceres. Se preguntarán ustedes que quién es este Luis Salaya. Fuera de sus antiguos camaradas de los boy scouts y de sus propios compañeros de filas, esa duda existencial sobrevuela todos los rincones de la ciudad. Pues bien, este pimpollo -con más pinta de leñador que de estratega político, y con más suerte de la que se merece- ha resultado elegido nuevo alcalde de Cáceres en sustitución de Elena Nevado. Decisión que ha sido posible gracias a la abstención de un partido bisagra como Ciudadanos; un partido sin ideología propia que se presta a servir de muleta a quien más dádivas le ofrezca en ese festín que supone el reparto de concejalías. 

   Echando un vistazo al currículo oficial de Salaya que cuelga en la página web del ayuntamiento, uno tiene que hacer verdaderos esfuerzos por reprimir una socarrona carcajada, más de compasión que de malicia. Ni una sola mención a su formación académica. Eso sí, afirma ser profesor de no sé qué máster en habilidades profesionales y poseedor de algún que otro premio de debate universitario. Como todo el mundo sabe, un primer premio en la liga de debate universitario le capacita a uno para regir los destinos de una ciudad de casi cien mil habitantes. Es más, los del diario HOY, en un supremo gesto de generosidad, incluso le adjudican el título de licenciado en Derecho, estudios que terminó… el año pasado. Qué casualidad que, en plena vorágine de los preparativos de la campaña electoral, el licenciado Salaya haya tenido tiempo de trasladar su expediente de la UEX (Universidad de Extremadura) a la UDIMA y de concluir con provecho su carrera en leyes. ¿Que qué es la UDIMA? Pues, según parece, así se denomina la Universidad a Distancia de Madrid; algo parecido a la Rey Juan Carlos, donde los títulos y los másters se subastaban al mejor postor. No seré yo quien ponga en tela de juicio la titulación académica de Salaya. Por eso, queridos lectores, dejaré que sean ustedes quienes lo hagan. A lo que se ve, el nuevo alcalde suele mostrarse receloso y esquivo cuando se le pregunta por el asuntillo de sus estudios. Y digo yo: ¿por qué ha de causarle incomodidad lo que habría de ser motivo de orgullo? ¿Qué mayor honor que ofrecer todas las explicaciones habidas y por haber a quien albergue alguna sospecha sobre cuál ha sido el periplo que le ha conducido de simple bachiller a ser todo un licenciado universitario? Pues que sepan ustedes que si se encuentran a Luis paseando a su perro por la Mejostilla, absténgase de entrar en polémica. Les será más fácil debatir con él por el Facebook pues, según declaran sus más allegados, le pirran las nuevas tecnologías y las redes sociales. Por cierto, que esas mismas fuentes también lo califican de feminista y ateo… Pues nada, juzguen ustedes mismos y ustedes mismas. 


   ¿Pero qué ha sucedido para que hayamos llegado a ese punto en el que cualquier petimetre puede plantar sus posaderas en el sitial que le corresponde al primero de los cacereños? Proclaman algunas voces que Cáceres, durante el mandato de Elena Nevado, se ha caracterizado por ser una ciudad mortecina, lánguida, como sin pulso. Dicen también que Cáceres había perdido la pujanza exhibida durante las tres legislaturas de José María Saponi, y que esa falta de nervio y de vitalidad -heredada, sin duda, de la época de Carmen Heras- ha supuesto el golpe definitivo que ha terminado con el Partido Popular en la oposición. Pero, sin desmerecer la importancia de estos factores, a los que podríamos añadir el consustancial desgaste que implica el ejercicio del poder, el componente que más ha contribuido a este fracaso lo encontramos en la inopinada destitución de Elena Nevado como candidata a la alcaldía tan solo cinco semanas antes de celebrarse las elecciones. No sé en qué estarían pensando los dirigentes regionales del PP para tomar esa incomprensible decisión, provocando una crisis interna cuya gestión ha resultado de lo más burda y grotesca. Y es que ya se sabe que la sombra de Laureano León -Lau para sus amigos- es demasiado alargada. Así que, más que éxito del PSOE, ha sido el propio Partido Popular el que, con inusitado denuedo, ha contribuido a cavar su propia tumba con una desatinada toma de decisiones que ha desorientado a los votantes, simpatizantes y militantes de un partido que clama con urgencia por una regeneración integral. 

    No es que pretenda yo convencer a nadie de las excelencias de Elena Nevado como alcaldesa. Teniendo en cuenta la coyuntura económica, la mujer ha hecho lo que ha podido. No se le puede achacar falta de dedicación, que es lo mínimo que se le debe exigir a un representante público. Cosa distinta es que sus medidas hayan sido las más acertadas para crear las condiciones necesarias que redundaran en un mayor progreso y prosperidad para la ciudad de Cáceres.  Eso sí, no faltan quienes le critican que aceptara la limosna de Monago de ir en las listas a la Asamblea,  y que eso de hincar la rodilla y besar la mano de quienes la han traicionado dice muy poco en favor de su maltrecha dignidad. Sólo ella conoce los motivos que la han llevado a dar ese paso.

   Sea como fuere, el caso es que al bueno de Rafael Mateos le dejaron en suerte a un morlaco de muy complicada lidia. Rafa, hombre de partido que no ha dudado en su sacrificio personal y político ante tanto disparate, ha salido, a pesar de todo, victorioso del envite. Si bien no ha abierto la puerta grande, al menos le cabe el honor de haber cuajado una faena decorosa, esquivando con maestría una cornada que se veía venir. Es este Rafael Mateos un tipo disciplinado que se ha visto envuelto en un embrollo que podría haber evitado si, simplemente, hubiera rehusado la designación de su partido como candidato a la alcaldía. Pero su sentido del deber le ha impedido disfrutar de su deseado retiro de la primera línea de la política, tal y como ya tenía meditado, y del que le apartaron a raíz del contubernio perpetrado contra Nevado por Lau y su camarilla. Es un gesto que le honra, comportándose durante todo este proceso como un auténtico caballero, a pesar de que los suyos lo hayan utilizado como cabeza de turco y arrojado a los pies de los caballos sin el menor pudor. Si le dejan, será un buen líder de la oposición. Y, en cuanto a Salaya, y para concluir, decirles simplemente que desconozco cuáles son sus méritos, pues nadie con tan escaso bagaje había conseguido tan alto honor. Si tiene la decencia de cumplir con la mitad de lo prometido, Cáceres dará un salto de calidad en cuanto a servicios, infraestructuras, agenda cultural, etc. Aunque poco se puede esperar de quien nada tiene que ofrecer. 

1 comentario:

  1. el mismo collar tienen todos.

    esta será recordada como la época de fracaso político más grande de la democracia, destapados todos con enchufismos, fraudes, amiguismos,chupones, etc.
    un fracaso político destapado en una crisis que termina demostrando entre otras cosas que la educación que nos enseñan no es la correcta. vale mas robar que trabajar, pedir que sacrificar, sociedad de zánganos donde solo se mira el voto, en este caso la gente adulta y nuestros mayores curiosamente donde hay más personas "mas votos" dando la vuelta a la piramide poblacional, puesto que la gente joven muy preparada para puestos que no existen, trabajos que no hay etc etc
    lo peor no es para todos nosotros que tenemos ahora entre 40-50 lo peor es lo que le estamos haciendo a nuetros hijos

    todo esto que ha ocurrido se sabe de dónde viene. de la EDUCACION que tenemos que transmitimos y que apoyamos.

    ResponderEliminar