A
poco que uno observe a su alrededor con la perspicacia de un
detective de medianas cualidades, se dará cuenta de una
circunstancia de lo más curiosa: la de que no alcanzan el
éxito profesional o social ni los más preparados ni
los más capacitados, sino los más dados al enredo y a la
maquinación, al cabildeo y a la intriga. No coronan
la cima ni los mejor dotados ni los más cualificados.
No. Y en política, sobre todo en política, sucede lo
mismo elevado a la enésima potencia. ¿Por qué habría de
extrañarnos que un individuo con las limitaciones de
Pedro Sánchez tenga todas las posibilidades de volver a ser
investido presidente del gobierno? Pues por los mismos motivos por
los que no debería sorprendernos que un mozalbete como Luis Salaya
haya sido agraciado con el bastón de mando de la alcaldía
de Cáceres. Se preguntarán ustedes que quién es este Luis
Salaya. Fuera de sus antiguos camaradas de los boy
scouts y de sus propios compañeros de filas, esa duda
existencial sobrevuela todos los rincones de la ciudad. Pues bien, este pimpollo -con más pinta de
leñador que de estratega político, y con más suerte de la que
se merece- ha resultado elegido nuevo alcalde de Cáceres en
sustitución de Elena Nevado. Decisión que ha sido
posible gracias a la abstención de un partido bisagra como
Ciudadanos; un partido sin ideología propia que se presta a
servir de muleta a quien más dádivas le ofrezca en ese festín
que supone el reparto de concejalías.
Echando
un vistazo al currículo oficial de Salaya que cuelga en la página
web del ayuntamiento, uno tiene que hacer verdaderos esfuerzos por
reprimir una socarrona carcajada, más de compasión que de malicia.
Ni una sola mención a su formación académica. Eso sí, afirma ser
profesor de no sé qué máster en habilidades profesionales y
poseedor de algún que otro premio de debate universitario. Como todo
el mundo sabe, un primer premio en la liga de debate universitario le
capacita a uno para regir los destinos de una ciudad
de casi cien mil habitantes. Es más, los del diario HOY, en un
supremo gesto de generosidad, incluso le adjudican el título de
licenciado en Derecho, estudios que terminó… el año pasado. Qué
casualidad que, en plena vorágine de los preparativos de la campaña
electoral, el licenciado Salaya haya tenido tiempo de trasladar su
expediente de la UEX (Universidad de Extremadura) a la UDIMA y de
concluir con provecho su carrera en leyes. ¿Que qué es la UDIMA?
Pues, según parece, así se denomina la Universidad a Distancia de
Madrid; algo parecido a la Rey Juan Carlos, donde los títulos y los
másters se subastaban al mejor postor. No seré yo quien ponga en
tela de juicio la titulación académica de Salaya. Por eso, queridos
lectores, dejaré que sean ustedes quienes lo hagan. A lo que se ve,
el nuevo alcalde suele mostrarse receloso y esquivo cuando se le
pregunta por el asuntillo de sus estudios. Y digo yo: ¿por qué ha
de causarle incomodidad lo que habría de ser motivo de orgullo? ¿Qué
mayor honor que ofrecer todas las explicaciones habidas y por haber a
quien albergue alguna sospecha sobre cuál ha sido el periplo que le
ha conducido de simple bachiller a ser todo un licenciado
universitario? Pues que sepan ustedes que si se encuentran a Luis
paseando a su perro por la Mejostilla, absténgase
de entrar en polémica. Les será más fácil debatir con
él por el Facebook pues, según declaran sus más allegados, le
pirran las nuevas tecnologías y las redes sociales. Por
cierto, que esas mismas fuentes también lo califican de feminista y
ateo… Pues nada, juzguen ustedes mismos y ustedes mismas.
¿Pero
qué ha sucedido para que hayamos llegado a ese punto en el que
cualquier petimetre puede plantar sus posaderas en el sitial que
le corresponde al primero de los cacereños? Proclaman algunas voces que Cáceres, durante el mandato de Elena Nevado, se ha
caracterizado por ser una ciudad mortecina, lánguida, como sin
pulso. Dicen también que Cáceres había perdido la pujanza exhibida
durante las tres legislaturas de José María Saponi, y que esa falta
de nervio y de vitalidad -heredada, sin duda, de la época de Carmen
Heras- ha supuesto el golpe definitivo que ha terminado con
el Partido Popular en la oposición. Pero, sin desmerecer la
importancia de estos factores, a los que podríamos añadir
el consustancial desgaste que implica el ejercicio del poder, el
componente que más ha contribuido a este fracaso lo encontramos en
la inopinada destitución de Elena Nevado como candidata a la alcaldía tan
solo cinco semanas antes de celebrarse las elecciones. No sé en qué
estarían pensando los dirigentes regionales del PP para tomar esa
incomprensible decisión, provocando una crisis interna cuya gestión
ha resultado de lo más burda y grotesca. Y es que ya se sabe que la
sombra de Laureano León -Lau para sus amigos- es demasiado
alargada. Así que, más que éxito del PSOE, ha sido el propio
Partido Popular el que, con inusitado denuedo, ha contribuido a cavar su propia tumba con una desatinada
toma de decisiones que ha desorientado a los votantes, simpatizantes
y militantes de un partido que clama con urgencia por una
regeneración integral.
No
es que pretenda yo convencer a nadie de las excelencias de Elena
Nevado como alcaldesa. Teniendo en cuenta la coyuntura económica, la
mujer ha hecho lo que ha podido. No se le puede achacar falta de
dedicación, que es lo mínimo que se le debe exigir a un
representante público. Cosa distinta es que sus medidas hayan sido
las más acertadas para crear las condiciones necesarias que
redundaran en un mayor progreso y prosperidad para la ciudad de
Cáceres. Eso sí, no faltan quienes le critican que
aceptara la limosna de Monago de ir en las listas a la
Asamblea, y que eso de hincar la rodilla y besar la mano de quienes la han traicionado dice muy poco en favor de su maltrecha dignidad. Sólo ella conoce los motivos que la han llevado a dar ese paso.
Sea como fuere, el caso es
que al bueno de Rafael Mateos le dejaron en suerte a un morlaco de muy
complicada lidia. Rafa, hombre de partido que no ha dudado en su sacrificio personal y político ante tanto disparate, ha salido, a pesar de todo,
victorioso del envite. Si bien no ha abierto la puerta grande, al
menos le cabe el honor de haber cuajado una faena decorosa, esquivando con maestría una cornada que se veía venir. Es este Rafael
Mateos un tipo disciplinado que se ha visto envuelto en un embrollo
que podría haber evitado si, simplemente, hubiera rehusado la
designación de su partido como candidato a la alcaldía. Pero su
sentido del deber le ha impedido disfrutar de su deseado retiro de la
primera línea de la política, tal y como ya tenía meditado, y del
que le apartaron a raíz del contubernio perpetrado contra Nevado por
Lau
y su camarilla. Es un gesto que le honra, comportándose durante todo
este proceso como un auténtico caballero, a
pesar de que los suyos lo hayan utilizado como cabeza de turco y
arrojado a los pies de los caballos sin el menor pudor. Si le dejan, será un buen líder de la oposición. Y, en cuanto a Salaya, y para concluir, decirles simplemente que desconozco cuáles son sus méritos, pues nadie con tan escaso bagaje había conseguido tan alto honor. Si tiene la decencia de cumplir con la mitad de lo prometido, Cáceres dará un salto de calidad en cuanto a servicios, infraestructuras, agenda cultural, etc. Aunque poco se puede esperar de quien nada tiene que ofrecer.
el mismo collar tienen todos.
ResponderEliminaresta será recordada como la época de fracaso político más grande de la democracia, destapados todos con enchufismos, fraudes, amiguismos,chupones, etc.
un fracaso político destapado en una crisis que termina demostrando entre otras cosas que la educación que nos enseñan no es la correcta. vale mas robar que trabajar, pedir que sacrificar, sociedad de zánganos donde solo se mira el voto, en este caso la gente adulta y nuestros mayores curiosamente donde hay más personas "mas votos" dando la vuelta a la piramide poblacional, puesto que la gente joven muy preparada para puestos que no existen, trabajos que no hay etc etc
lo peor no es para todos nosotros que tenemos ahora entre 40-50 lo peor es lo que le estamos haciendo a nuetros hijos
todo esto que ha ocurrido se sabe de dónde viene. de la EDUCACION que tenemos que transmitimos y que apoyamos.