lunes, 4 de abril de 2016

Una reivindicación de justicia

   Cuentan las crónicas que en la fría y lluviosa mañana del 7 de octubre de 1959 tuvo lugar en Malpartida de Cáceres la inauguración oficial de su colegio público. A aquella solemne ceremonia asistieron, además de las autoridades locales -encabezadas por el alcalde, don Ladislado Díaz-, ni más ni menos que el ministro de Educación, don Jesús Rubio y García Mina, acompañado por el gobernador civil, don Licinio de la Fuente, cuyo inusual nombre sirvió de pretexto para bautizar a las nuevas instalaciones: no eran tiempos aquellos como para negarle ese honor al Jefe Provincial del Movimiento en Cáceres. Por cierto, qué mejor ocasión que ésta para dar noticia de su fallecimiento, acaecido en febrero del año pasado. El caso es que han pasado la friolera de 57 años... y allí sigue el colegio en cuestión, donde lo único que ha cambiado desde entonces ha sido su denominación, pasando a llamarse “CEIP Los Arcos” a partir de la década los ochenta, siendo ya alcalde el recordado Antonio Jiménez. No hay que realizar un ejercicio supremo de imaginación para suponer que un centro que data de tan lejana época haya sido objeto del previsible deterioro ocasionado por el paso del tiempo y que, como consecuencia de eso mismo, se haya podido construir uno nuevo. Aciertan ustedes en cuanto a lo de las carencias y desperfectos que asolan al colegio de marras y que no cesan de ser parcheados; no así en cuanto a la suposición de que a Malpartida le cabe la dicha de contar entre los límites de su término municipal con un moderno recinto en el que educar a nuestras generaciones futuras. Y este, precisamente, es el asunto que colea últimamente.

   La reivindicación de un nuevo colegio público es algo que viene de antiguo, pero ha sido en los últimos diez años cuando esta necesidad imperiosa ha resultado más patente y se han redoblado los esfuerzos por conseguir el éxito de esta iniciativa. Las deficiencias de todo tipo -principalmente las de seguridad, accesibilidad, energética, fontanería, electricidad, disgregación de edificios y escasez de espacios comunes- han obrado el milagro de que, al menos a nivel local, tanto el PP como el PSOE mantuvieran una postura común ante la administración autonómica para remar juntos en la misma dirección, aprobándose incluso por el pleno del ayuntamiento la cesión de un terreno de 12.000 metros cuadrados para facilitar la tarea. La cosa pintaba bien cuando la Junta de Extremadura incluyó esta actuación dentro del Plan de Infraestructuras Educativas 2007/2013 a cargo de los fondos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y, posteriormente, en el Plan Operativo 2014/2020. Los malpartideños mantenían la ilusión de que este proyecto largamente anhelado se llevara finalmente a cabo. Sin embargo, con el cambio de gobierno regional operado en mayo de 2015, las esperanzas se han desvanecido de golpe y porrazo, puesto que el ejecutivo de Fernández Vara no tiene previsto incluir a Malpartida de Cáceres en el nuevo plan de infraestructuras educativas. La estocada final se ha producido con el rechazo de la enmienda parcial presentada por el Partido Popular en la Asamblea de Extremadura a los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma, que preveía una partida de 680.000 euros para iniciar las obras durante este año. 

   No se puede caer en el error de politizar un tema de tanta trascendencia social. Hay que tratar de buscar soluciones para que la Junta de Extremadura se replantee su decisión y no se muestre tan inflexible en sus posiciones. Y aquí juegan un papel preponderante, aparte de la leal e imprescindible colaboración entre los grupos políticos municipales, los colectivos representados por la AMPA y los propios docentes: se trata de una cuestión de justicia que requiere el compromiso y la unidad de todos. Y es en este sentido en el que deben encaminarse las iniciativas que partan desde la Plataforma recientemente constituida. Es necesario que los malpartideños se impliquen en este propósito tal y como han hecho para que Los Barruecos obtuvieran el galardón de Mejor Rincón de España 2015, poniendo de manifiesto que con ilusión, esfuerzo y conciencia colectiva se pueden lograr metas aparentemente inalcanzables. Por lo tanto, como antiguo alumno del CEIP “Los Arcos”, desde aquí animo a instituciones locales, ciudadanía y colectivos para que se conjuren ante una empresa que nadie ha dicho que sea fácil, pero que precisamente por su dificultad se saborearán con mayor deleite los frutos del triunfo final; que sus pancartas no dejen de ondear hasta que sus legítimas exigencias se tornen en realidad. Los miles de alumnos que hemos pasado por sus aulas y que hemos correteado por sus patios de recreo nos felicitaremos cuando veamos  a “Los Arcos” en una ubicación más acorde con lo que demanda una inmensa mayoría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario