martes, 11 de septiembre de 2012

El tonto del futbolista y el cretino del periodista.


   La semana pasada, tras el partido de liga que enfrentaba al Real Madrid contra el Granada, saltaba la noticia interplanetaria que ensombrecía al resto de la actualidad. No se trataba de cantar a los cuatro vientos las virtudes de la máquina blanca y de sus estrellas, ni siquiera de alabar hasta el paroxismo la calidad de Cristiano para golear a sus rivales. Algo se barruntaba en el Bernabéu cuando el genio de Funchal no celebró ninguno de los dos tantos que endosó a los de Javi García. Desde ese momento saltaron todas las alarmas; los expertos en la materia se pusieron manos a la obra para tratar de averiguar los detalles de lo que se adivinaba que constituiría un auténtico terremoto informativo. El misterio tardó poco tiempo en desvelarse puesto que fue el propio Cristiano el encargado de despejar la incógnita en una rueda de prensa a vuela micrófono: estaba triste. Ése fue el pistoletazo de salida para que los periodistas le asaltaran con una batería de sus acostumbradas y ridículas preguntas existenciales.

   ¡Para qué queremos más! ¿Cómo? ¿Que Cristiano Ronaldo no es feliz? ¡Que paren las máquinas, que el mundo deje de girar, que nadie se mueva! Ése parece ser el “leitmotiv” por el que se mueven los engranajes del periodismo deportivo -supremos vendedores de humo- desde hace una semana. Y vaya semanita, oigan. Desde el dos de septiembre un ejército de plumillas se dedica en cuerpo y alma a remover Roma con Santiago para rastrear las pistas que les conduzcan a desvelar los motivos que afligen al astro portugués. No hay otro asunto más importante que requiera la atención sobre lo que, a todas luces, es la noticia del siglo. No se escatiman medios humanos ni materiales para resolver tan inexplicable misterio. El asunto, a decir verdad, lo requiere. Ni primas de riesgo, ni rescates financieros, ni los vaivenes de la Bolsa, ni las elecciones gallegas y vascas, ni la visita de Merkel. No. Nada de eso merece los titulares ni el espacio que le dedican con indiscutible criterio las teles, radios, periódicos y páginas de internet al “affaire” Cristiano. Un despliegue informativo de tamaña categoría sólo se puede poner en marcha ante acontecimiento vitales como éste. Todo sea por mantener informados a los sufridos aficionados que están perdiendo el sueño por todo lo que rodea a su ídolo. Si hay que mandar enviados especiales a Las Madeiras para rebuscar en las raíces del drama, así se hará. Si se tiene que suspender la liga durante dos o tres jornadas para que “el bicho” recobre la felicidad perdida, no se hable más. Que Sara Carbonero le tiene que hacer una entrevista en “prime time” para que su autoestima vuelva a relucir como antaño, seguro que Iker no pone reparos. Que Messi tiene que bajar el pistón durante un par de partidos para que el otro encuentre su sitio, pues seguro que la pulga también pondrá de su parte. Y todo ello para que a este pobre hombre no se le caiga el cielo encima.

   ¡Vaya espectáculo bochornoso que están dando los medios de comunicación de este país! ¡Si sólo ha faltado que el Telediario abriera con este tema! Mucho he escrito sobre el hecho de que tenemos los políticos que nos merecemos, y otro tanto de lo mismo cabría decir con respecto a los medios de comunicación. Con la que está cayendo en España y resulta que aquí lo noticiable es que un fulano que corre detrás de un balón y que gana 22,5 millones de euros al año, entre ficha y conceptos publicitarios, dice que está triste. Todo este runrún mediático supone un insulto al sentido común. Qué pensará un parado, un jubilado o un autónomo cuando escucha ese tipo de lamentaciones por boca de uno de los jugadores de fútbol más privilegiados del mundo. Creo que esto se nos está escapando de las manos. No es normal que tamaña sandez ocupe más tiempo en los informativos que, por poner un ejemplo, la reciente muerte de Neil Amstrong: icono popular americano, el primer hombre en pisar la luna y cuyo fallecimiento ha pasado sin pena ni gloria. Y sin embargo aquí andamos alcahueteando de un señorito portugués que tiene por mayor mérito pegarle a la pelota como los ángeles pero que, aparte de eso, no se le conocen más virtudes. Sinceramente, creo que hemos perdido el norte. Eso sí, y en este punto miro de reojo a Pedrerol y sus secuaces, algunos se lo están llevando crudo con toda esta polémica frívola e insustancial. Por lo visto, hay que mantener al pueblo ocupado en estériles polémicas para entretener su mente y alejarla de lo que verdaderamente nos debería preocupar. Pues nada: ¡que el circo continúe! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario