viernes, 21 de diciembre de 2012

El currículum de Fofito


   ¿Cómo están ustedeeeeeeees? Jodidos, Fofito, jodidos por mucho que hayas intentado levantarnos el ánimo con un anuncio a medio camino entre lo casposo y lo vergonzoso. Con la de tardes inolvidables que los niños de mi generación hemos pasado a tu lado y ahora resulta que te prestas a este tipo de componendas para anestesiar la inteligencia de los ciudadanos. La intención habrá sido buena, pero mejor habría sido que el asunto se hubiera quedado en eso, en mero propósito. Querido Fofito, el publicista que haya pensado que un spot va a cambiar nuestro desánimo para convencernos de que no somos tan malos como creemos merece que lo pongan de patitas en la calle, por muchos éxitos de Fernando Alonso, Rafa Nadal, mundial de fútbol, los óscars de Almodóvar, Bardem y demás zarandajas. De todos modos, gracias por intentarlo. Se te valora el esfuerzo por endulzarnos el pesimismo que nos invade desde hace años. Ahora bien, las cosas como son: comparándolo con el anuncio del año pasado -homenaje al ingenio del maestro Gila- el de este año se queda en agua de borrajas, como una especie de chiste malo. Todo sea que la peña no se cabree y le dé por adoptar otro tipo de medidas más contundentes, como la de boicotear los productos de la compañía anunciante, que para eso los españoles tenemos muy mala leche. Porque es que parece que nos han querido tomar el pelo. Muy buena actuación, mejor realización, aceptable ambientación musical y todas las flores que tú quieras en cuanto a su calidad técnica, pero el caso es que esto ha sonado a pitorreo. Y yo pensando que la puñalada iba a venir por el lado de los de Freixenet, con sus doradas burbujas, sus famosos de postín y todo el tinglado artificial que montan en estas fechas, y has tenido que ser tú -mi admirado payaso de la tele- el que me ha defraudado por un cuarto de chóped.

   No obstante, deberías alegrarte de que tus intenciones para no sentirnos inferiores no hayan caído en saco roto. No hay más que ver la tierna imagen protagonizada en el día de ayer por Sus Señorías los senadores del Reino de España, que despidieron la última sesión del año cantando villancicos todos al unísono, haciendo piña y olvidando las rencillas típicas de la arena política. Pelillos a la mar, que una crisis económica de espanto como la que nos contempla no nos amargue la fiesta. Lo que me ofrece más dudas es si la bancada de la izquierda se habrá unido también al despiporre generalizado teniendo en cuenta la que le montaron el otro día al presidente del Congreso por felicitar las Navidades en su primer mensaje de twitter con una imagen religiosa. ¡Qué país, Señor, qué país! Que esta gente se indigne más por una postal, por un belén instalado en un colegio o por un crucifijo colgado en las paredes de no sé qué despacho es por lo que deberíamos darnos de puñadas para despertar de una vez por todas nuestras adormecidas conciencias. Que tengamos a unos representantes que se irriten por estas gilipolleces y, sin embargo, permanezcan impertérritos ante el drama de los desahucios, el escándalo de las participaciones preferentes o la bochornosa tasa de desempleo es motivo más que suficiente para clamar al cielo en solicitud de cantidades industriales de paciencia y resignación para soportar a este personal. No hacen falta profecías mayas que nos anuncien el fin del mundo, puesto que el infierno en el que vivimos se le parece demasiado. Así que, Fofito, con el belén que tenemos montado... como para no seguir tomando antidepresivos. Por lo tanto, con todo respeto, ese currículum que has redactado con tanto esmero me voy a permitir el lujo de tirarlo a la papelera. Es más, voy a hacer como si no lo hubiera leído nunca; le prestaré el mismo caso que a lo dicho por el Papa sobre la ausencia de la mula y el buey en el Portal de Belén: o sea, ninguno. Para bromitas estamos.

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